Control de Inundaciones
Escrito por Ana María Monge Ortiz
Los humedales desempeñan importantes papeles de control de las inundaciones en distintas situaciones. En las partes altas de las cuencas hidrográficas, por ejemplo, los humedales tipo turbera y los potreros húmedos pueden actuar como esponjas, absorbiendo el agua de la lluvia y permitiendo que se filtre más lentamente en el suelo, reduciendo con ello la velocidad y el volumen de escorrentía que entra en los arroyos y ríos. Esto significa que los niveles de agua en los canales más amplios, aguas abajo, también aumentan de tamaño más lentamente, con lo que es menos probable que las vidas humanas y los medios de sustento resulten afectados por repentinas inundaciones destructivas.
Cuando se saturan las zonas altas y son incapaces de absorber más agua, las charcas de superficie y la vegetación de las turberas, con inclusión de ciertos tipos de bosque, ayudan a arralar y reducir la escorrentía. Por otro lado, el drenaje artificial puede provocar un aumento del riesgo de crecidas, puesto que los canales de drenaje transportan con mayor rapidez las aguas de escorrentía hacia los arroyos y ríos, a lo que se añade que la contracción y la erosión de la turba desecada puede suponer que haya vías más numerosas por las que pueda fluir el agua.
En las partes bajas de los ríos principales por regla general se forman amplias llanuras de inundación, como es el caso de las Llanuras del tortuguero y el Colorado. En condiciones naturales, en los ríos se producen descargas puntuales –por ejemplo después de lluvias muy fuertes– que se abren paso lentamente por las llanuras de inundación. Sin embargo, conforme han ido transcurriendo los siglos de la historia humana, las fértiles y convenientemente planas llanuras de inundación se han ido utilizando cada vez más para la agricultura y los asentamientos.
En los últimos años, se han drenado zonas extensas de las llanuras de inundación y se han separado de los ríos que las inundaban mediante diques artificiales. Esto significa que el agua que solía extenderse lentamente y de forma relativamente poco profunda a lo largo de amplias llanuras inundables actualmente se concentra en zonas cada vez más reducidas. Como resultado, las inundaciones son más intensas, y son mayores las probabilidades de causar impactos negativos y catastróficos. En los cursos medios de las cuencas delCaribe, por ejemplo, las inundaciones ahora son más frecuentes y devastadoras como resultado directo de la pérdida de llanuras inundables, especialmente en las zonas donde este factor se combina con la desaparición de la cobertura vegetal en la cuenca de drenaje fluvial.
La destrucción de la vegetación en los tramos altos de los ríos ha dado lugar a la erosión del suelo: en sólo poco más de 30 años la cobertura forestal se ha reducido a la mitad, y se ha duplicado la superficie seriamente erosionada. En los cursos bajos, la recuperación de tierras y el entarquinamiento ha reducido la superficie de los lagos de la llanura inundable y, por consiguiente, la capacidad de contención de inundaciones.
Los humedales costeros, como manglares, marismas, lagunas y estuarios, desempeñan un importante papel en la protección de las comunidades humanas contra las mareas de tempestad. Una vez más, la destrucción de esos humedales por la recuperación de tierras y su reconversión con fines de desarrollo urbano, industrial y agrícola puede acarrear consecuencias nefastas.
Es evidente que el cambio climático mundial ya está provocando una elevación acelerada de los niveles del mar y un aumento de las tormentas en muchas partes del planeta, nunca ha sido más necesario que ahora contar con unos humedales costeros que estén intactos. Sin embargo, muchos humedales continúan estando amenazados por el desarrollo, mientras que otros están siendo “sobre explotados” hacia su desaparición, atrapados entre el creciente nivel del mar y por unos terrenos que ya se han drenado y destinado al desarrollo.
En diversas ocasiones se ha intentado calcular el valor económico del control natural de las inundaciones que realizan los humedales –generalmente basándose en el cálculo de los costos de construcción y mantenimiento continuo de las estructuras de ingeniería que sería necesario construir en caso de que un determinado humedal se drenara o se rellenara, estas sumas sobre pasan los millones de colones anuales.
Resumiendo
- Raleo del flujo – los humedales cercanos a las cabeceras de los ríos y arroyos pueden ralentizar las aguas de escorrentía originadas por las precipitaciones y el deshielo primaveral de modo que éstas no se desplacen directamente desde la tierra hasta los cursos de agua, lo que ayuda a evitar que de repente se produzcan aguas abajo crecidas dañinas.
- Depósitos naturales del agua de las crecidas – las llanuras inundables de los principales ríos actúan como depósitos naturales de almacenamiento, lo que permite que el exceso de agua desborde por una zona extensa, reduciendo con ello la profundidad y velocidad que adquieren las aguas. Al drenar las llanuras de inundación y construir sobre ellas, obligamos al agua de las crecidas a que discurra por canales cada vez más estrechos, con lo que las puntas de crecida son más pronunciadas y el agua de las inundaciones viaja a mayor velocidad.
- Protección contra las mareas – los humedales costeros, como los arrecifes de coral, manglares, bajos mareales, deltas y estuarios, pueden limitar los efectos perjudiciales de las mareas de tempestad y los maremotos al actuar como barreras físicas que reducen la altura y la velocidad que alcanza el agua. La vegetación de los humedales como los manglares y las marismas puede literalmente atar entre sí la línea de costa y reducir la erosión provocada por las tormentas y las mareas inesperadas.
Fuente: A.Monge. 2011.Modificado de Ramsar. Bienes y Servicios de los Humedales para el ser humano. Fichas Informativas, Área de Conservación Tortguero.