Buscando el rastro del pez sierra, una especie en peligro de extinción. UCR 2021
Los peces sierra (familia Pristidae) son actualmente el grupo de elasmobranquios
más vulnerable (Harrison and Dulvy 2014, Dulvy et al. 2014b). Las cinco especies
pertenecientes a la familia Pristidae han sido clasificadas en alto riesgo de extinción de
acuerdo a la Lista Roja de la UICN (IUCN 2015). Se estima que los peces sierra están
localmente extintos en un total de 55 países, lo que equivale a un 58.7% de su distribución
histórica (Yan et al. 2021). Características de su historia de vida han contribuido parcialmente
a que se encuentren en esta condición, tales como: edad de madurez tardía, larga longevidad
y periodicidad de reproducción anual o bianual, parámetros que implican una baja tasa
intrínseca de aumento poblacional (Dulvy et al. 2014a).
Por otra parte, el riesgo de extinción de los peces sierra
aumenta debido principalmente a la sobrepesca; sin embargo, otros factores como la
reducción o degradación de sus hábitats naturales (manglares, humedales, ríos y aguas
costeras) y el cambio climático también han sido identificados como responsables en los
declives poblacionales globales (Yan et al. 2021). Para especies en tal condición de
vulnerabilidad, como la que enfrentan los peces sierra, hay una necesidad urgente
de priorización de acciones de conservación basadas en datos que dependen en gran medida
del monitoreo rápido y efectivo de especies amenazadas (Thomsen et al. 2012).
El pez sierra de dientes grandes (Pristis pritis) es la única especie con
distribución circumtropical (Whitty et al. 2017). Una particularidad de esta especie es
la partición de hábitat, los juveniles de agua dulce y los adultos marinos; por lo que los ríos
podrían representar sitios importantes de crianza (Phillips et al. 2017).Por otra parte, se
caracteriza por una amplia dispersión de machos y filopatría de hembras, una tendencia a
permanecer en el mismo territorio en el que nacieron o regresar a este para reproducirse. Po
lo tanto, las prácticas de conservación deberían brindar protección continua a través de todos
los hábitats que utilizan, ya que una disminución en la abundancia de esta especie en una
región podría tener efecto en otros sitos (Dulvy et al. 2014a, Phillips et al. 2017).
El campo relativamente novedoso del ADN ambiental revolucionará la comprensión
de muchas especies, incluidos los peces sierra, al responder preguntas relacionadas con
su ecología, biología y potencial de recuperación (Poulakis & Grubbs 2019). El ADN
ambiental incluye ADN que se origina a partir de las heces, la saliva, la orina y las células de
la piel de animales que viven en los cuerpos de agua (Rees et al. 2014).
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https://drive.google.com/file/d/1yw5fXivPz2ar1vTr_iIQRPdVugE7vJP8/view?usp=share_link